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Adictos a la carne

“Hola, me llamo X  y reconozco que era adict@ a la carne».

Este podría ser el inicio de cualquiera de esas reuniones de personas que sufren adicciones. Y es que yo he sido adict@ a la carne. Me encantaba su textura, olor y sabor, por no hablar de lo que disfrutaba en las barbacoas con mi gente en las que nadie me preguntaba y me miraba raro como ocurre ahora porque pertenecía a lo que ellos denominaban como lo «normal».

La hipocresía corría por mis venas, y yo miraba para otro lado, porque decidí que no me convenía y quizás no tenía esa fuerza de voluntad necesaria para dar el paso, encontrando siempre una buena excusa ( especista) para no tratar de igual modo a mi perro que a un cerdito».

Esta adicción tiene ya casi 2,5 millones de años, desde aquellos tiempos en donde los cazadores se reunían para festejar sus capturas. Y es que comer carne en aquella época (y en las venideras) estaba directamente relacionado con el poder, (muchas veces con la sexualidad masculina) ya que era un bien escaso y difícil de conseguir. Te daba «status».

Ni que decir tiene que la comida está íntimamente relacionada con la cultura de cada país, y por ello modificar ese hábito es un proceso que requiere tiempo y acceso a una información que no esté sesgada.

Y ¿de dónde viene esas “ganas de consumir carne? pues muy sencillo, de una sustancia que podemos encontrar en las células musculares de la misma llamada hipoxantina.

La hipoxantina es una purina, que junto con otros ácidos presentes en la carne como el guanilico, provocan un efecto parecido a la cafeína del café o a la teobromina del cacao. Son estimulantes que nos provocan una sensación de energía placentera al consumirla y que sin darnos cuenta nos hacen querer más y más..

Entonces ¿necesitamos esa sustancia de la carne para vivir? No, no hay ningún compuesto en la carne imprescindible para nosotros que no se pueda encontrar en los vegetales.

Precisamente el ser omnívoros nos recuerda que podemos alimentarnos de otras fuentes sin problema. Cierto es, que la carne (como los vegetales), son fuente de proteínas, pero son perfectamente sustituibles por vegetales en proporciones adecuadas.

Algunos empiezan a hablar de impuestos sobre la carne o el uso de carnes artificiales como posible solución para disminuir el consumo de la misma, sin embargo la concienciación de lo que supone tanto para la salud como para el planeta la ingesta de este producto de origen animal, es la clave para apartarla de nuestra dieta definitivamente.

No eres adicto/a la carne, solo es cuestión de voluntad, de querer ver y entender qué hay detrás de esta industria y descubrir la multitud de opciones y asesoramiento nutricional que puedes encontrar en plataformas como las de VHappy para llevar un estilo de vida saludable, sostenible y sobre todo respetuoso con los animales.

Dejemos de normalizar el sufrimiento animal.

Fuente images: Unplash